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Después de Oxford Street sigue New Oxford Street -sujeta a esa dinámica tan poco matemática- y luego de cruzar Grays Inn Road se puede bajar a la velocidad de la luz a Clerkenwell Road que inevitablemente me lleva a Old Street. No me gustan los Lunes en la mañana en Old Street, sin embargo Clerkenwell es delicioso los Viernes en la tarde ?en verano es rico bajar desde los Miércoles en la tarde-.
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Pocos metros después de tomar Clerkenwell road esta el Bar, decenas de bicicletas parquedas afuera y todos los Couriers nos sentamos a beber ahí hasta las 11pm. Esa es una rutina para todos nosotros, rutina que supongo se repite en cada rincón del planeta
-?...la muerte es astuta...? me diría ella una madrugada- . La tarde se desliza perezosamente no queriendo alcanzar la noche, es un viernes caliente y húmedo, llovió un poco, es un viernes normal, es una tarde tan normal de un Viernes tan común que ni valdría la pena vivirlo, es verano.
Pero lo que me detiene a pensar esa tarde en particular es el hecho que quizás sucedió en el verano más caliente que habíamos pasado, desde Abril ya teníamos que pedalear en pescadores y con media invisible, los jerseys eran lo único que podíamos resistir bajo ese sol despiadado, -en Mayo llovió mucho pero la temperatura continuaba en acenso- luego llegó Junio y el infierno que solo podíamos saciar en el bar ?No se bebe mientras se despachan encomiendas en la ciudad- y luego Julio y luego Agosto y los desiertos. Pero durante ese verano; entre el final de Mayo y Agosto sucedió algo en particular ?una de esas particularidades que marcan el destino de los seres humanos-, SK llego una tarde de Junio al Bar... SK era de Busan.
-No conozco ninguna courier asiática- le dije una mañana pegajosa.
-Yo tampoco- me respondió timidamente llevándose la mano lentamente a la boca, cubriendosela sin jamás tocar sus labios.
Yo estaba con Tomek y Mariusz en una esquina del bar, al lado nuestro estaba Monika, Bruno y Flavio. Tom invitó a SK a la mesa e hicimos las respectivas presentaciones, -Tom trabajaba para la misma compañia de SK así que ya se habían visto durante esa semana-. SK había llegado a la ciudad; como muchos de nosotros; para hacer algo de dinero, conoció a Tomek en un bar y una semana después ya estaba sobre la bicicleta despachando correspondencias ajenas.
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De un momento a otro en mi mente se quedó grabado ?tatuado- para siempre cuando vi a SK llevándose la mano lentamente a la boca, cubriéndosela sin jamas tocar sus labios ?gesto que adivine bastante oriental- y me dijo su nombre; recuerdo de vez en cuando ese gesto cuando cruzo una calle en medio del gentío, llueve, la soledad me mata y un taxista queriendo estar ebrio me madrea.
Esa noche nos emborrachamos como el demonio, y me fui para casa de SK quien vivía cerca de Stramford Hill. Rematamos la noche con comida basura que encontramos en una esquina y dos botellas de vino pobre calidad. Hacia calor, ya la noche había vencido la perezosa tarde y nada importaba. ?es preciso instante cuando todas nuestras respuesta son un ?que diablos!!!...
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Volteo y ya estoy llegando a Great Portland Street, recibo otro mensaje de texto y un mensaje en el radioteléfono preguntándome si ya despache la encomienda, respondo groseramente que no y Nick me responde con su inentendible acento Irlandes que tengo que ir cerca de St Paul?s a recoger otra encomienda, reviso el mensaje de texto y es SK preguntándome donde queda 5 Air Street.
Finalmente estoy en Great Portland Street, me dirijo a una oficina en el octavo piso de un edificio tan miserable como este invierno, estando en el ascensor le escribo el mensaje a SK explicándole como llegar a 5 Air Street, al salir del ascensor oprimo ?enviar? y medio corazón se me va con ese mensaje.
Siempre me he preguntado por que SK nunca se tomo la molestia de revisar el mapa de la ciudad en vez de preguntarme como llegar a alguna calle...
??...la muerte es astuta...? seria su supuesta respuesta.
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Estoy cerca de Tower Hill, cruzo un semáforo en rojo, miro para ambos costados, ya no me importa, simplemente pedaleo a la derecha, me vuelven a madrear y no me importa, reviso en celular en mi bolsillo buscando un mensaje de texto que nunca llegará, alguien me grita en el radioteléfono, es Nick me dice que me vaya para Westminster y le digo que tengo cinco kilos de helado derritiéndose en la mochila y que tengo que llegar primero a Beak street antes de bajar a Westminster,
-contacta a Flavio, lo acabo de ver pasando esperando despachos- le contesto maniobrando entre dos automóviles.
-el cliente ha estado esperando esas malditas muestras de helado por más de quince minutos- responde Nick.
Apago el radioteléfono ?eso me va a costar una suspensión-
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Cinco kilos de helado se me derriten en la espalda y nadie me envía un mensaje de texto. Subo desde Tower Hill hasta Beak St y hago el ultimo despacho. No tengo mensajes de texto, me pregunto que será de SK, será que ya me olvido, ¿será que las tardes en Busan son mejores que en Stramford Hill? ¿Sera que el vino de pobre calidad sabe mejor si no esta conmigo? Pedaleo sin compasión de mi mismo mientras pienso, escucho un extraño ruido en la cadena y me pregunto si podré sacar un fin de semana para reparar la bicicleta y cambiarle la batería a las luces por que es invierno y no veo ni textos ni semáforos.
Hoy es Lunes, vengo desde Beak Street, llueve medio Mar del Norte encima mío y no hay ningún courier en el bar, obvio son las cuatro de la tarde, es invierno y las predicciones indican una nevada en un par de días, SK se largo de mi vida con la mitad de mis recuerdos y una maleta que decía Korean Airlines ?Handle with care?.
Nick me vuelve a llamar al radioteléfono, tengo que bajar hasta Berdmondsey a recoger una encomienda, es Junio y hace un sol delicioso, le respondo alegremente a Nick que ya estoy cerca de Borough y que en menos de cinco minutos le recojo la encomienda. Devolverme desde Berdmondsey hasta el Bar me tomará quince minutos, pasándome semáforos en rojo, madreando taxistas y conductores de bus, madreando peatones despistados, madreando peatones rusos, polacos, españoles, asiáticos, blancos, negros amarillos verdes y azules ?jamás me alcanzaran!- pienso mientras pedaleo por calles y recovecos sin revisar si tengo algún mensaje.
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Llego al bar y están todos los muchachos, Tomek con Mariusz como de costumbre y veo a Monika, Flavio y Bruno en la mesa del lado, Tom me golpea la espalda y me advierte de la presencia de una chica a la entrada del bar, la chica se acerca saluda a Tom y luego se dirige a Mariusz y a mi, me detengo a ver como se lleva la mano lentamente hacia la boca cubriéndola sin jámas tocar los labios y me dice con un acento de Busan -o de Seoul-. -Hola, me llamo SK!-
Es Junio, el verano es delicioso, bebemos cerveza y nos dirigimos a Stramford Hill en medio del ensordecedor ruido de la noche, la intimidad nos espera y el olvido es una víctima a manos del momento ? por lo menos esta noche-.
Antes de llegar a Stramford Hill, nos detenemos; advierto que debo revisar mi bicicleta, de otra manera no resistirá el próximo invierno, SK me indica que en una esquina hay un puesto de comidas rápidas y justo al lado una licorera, opto por la segunda mientras ella compra algo para comer, yo me armo con dos botellas de vino de poca calidad y voy a su encuentro. Es Junio, es verano y el paraíso es nuestro. Estamos en Stramford Hill Finalmente.
Subimos por una escalera que nos llevara felizmente a un cuarto sencillo, una bombilla de cuarenta vatios la ilumina, nos sentamos en un sofá rojo al que le crujen los resortes, SK pone algo de música, comemos la basura que ella compró y yo destapo el vino barato.
Es junio, hace calor y bebo mientras pienso ?que diablos!!!-
??...la muerte es astuta...? SK me susurra al oído.
Volan Enero 15 2003
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